¡Hola
soñadores!
El
próximo día 27 de noviembre sale a la venta la nueva novela de Cristina Prada: “Todas
las malditas veces que la tuve debajo de mí”. La autora ha querido contarnos
cómo vivió el proceso de escritura y algunos detalles sobre la historia,
incluyendo ¡un fragmento inédito! ¿Preparados para conocer a Ava y a los No
Regrets?
¡No os perdáis esta entrevista tan especial!
1.
Nueva historia, nueva ciudad, ¿por qué
Londres?
Porque Londres es una
ciudad increíble y muy especial. Y para mí lo es aún más si hablamos de música.
Este libro significa mucho para mí porque habla de lo que ocurriría si te encontraras
frente a frente con el grupo al que seguías incondicionalmente cuando eras una
adolescente. La música marcó esa etapa de mi vida, yo fui muuuuuuy fan, así que si quería que todo encajara como un puzle
lleno de magia, solo podía ocurrir en una ciudad: Londres.
2. Por lo que vemos, en este libro, la
música seguirá siendo un elemento fundamental de la trama como en tus
anteriores trabajos. ¿Qué vamos a escuchar aquí?
En un principio
pensamos que toda la música debía ser de boy bands, sobre todo las grandes boy bands
clásicas: los New Kids On The Block, Take That…, pero después me di cuenta que,
siguiendo con el espíritu del libro, tenía que elegir la mejor canción para
cada momento, la que hiciera sentir más a las lectoras, independientemente de
quien la cantase. Me gusta pensar que el amor mueve el mundo y la música le da
el ritmo para hacerlo.
3.
¿Cómo es Ava Collins, la protagonista?
¿Nos vamos a sentir identificadas con ella?
Eso espero jajaja. Ava es como cualquiera de
nosotras. Es feliz con su vida aunque no siempre haya tenido suerte. Se ha
equivocado, la han decepcionado, pero ha salido adelante. No es rica, ni
especialmente guapa, ni la persona más inteligente del planeta, pero a la hora
de la verdad, se entrega con todo lo que es y al final eso es lo que hacemos
todas, ¿no? Cuando nos enamoramos, lo damos todo.
4. ¿Quiénes son los No Regrets? ¿Cambiarán
mucho la vida de Ava cuando entren en ella?
Son el grupo de moda. Llevan
más de diez años siendo los reyes del pop con un éxito tras otro y enamorando a
legiones de fans. Para Ava eran su grupo de adolescencia, pero después se
convertirán en mucho más: en amigos de los buenos, en el amor de su vida, en su
ángel de la guarda. Revolucionan la vida de Ava para bien y para mal y, sobre
todo, la hacen crecer como persona. Aunque también es justo decir que ella pone
patas arriba el mundo de los No Regrets.
5. ¿Qué emociones y sensaciones esperas
despertar en el lector que se anime a conocerles?
Quiero que se sientan
identificadas porque ¿quién no estaba enamorada de un cantante o un grupo o un
actor cuando tenía quince años? Me gustaría que este libro fuera un viaje para
cada lectora desde su yo de quince años hasta este momento, cómo todo ha
cambiado o quizás no, cuántos sueños se han cumplido o, a lo mejor, reconciliarse
con la chica que fue. Para mí, escribirlo, ha sido todo eso y, por supuesto,
enamorarme de nuevo y creer en el amor con más fuerza que nunca.
6. ¿Hay diferencias en Todas las malditas veces que la tuve debajo de mí con respecto al
resto de tus historias?
Creo que sí. No puedo
explicarlo porque sería como hacer un spoiler terriblemente grande jajaja, pero estoy segura de que van a
encontrarse con algo diferente a lo que suelo ofrecer, aunque me gustaría
pensar que sin perder mi esencia. Es como otra cara de mí y espero que les guste.
¡Por Dios, qué nervios!
7. ¿Cómo ha sido tu experiencia escribiendo
esta novela? ¿Has vuelto a tu adolescencia?
Sí, ¡y lo he pasado de
cine! He escuchado canciones que hacía muchísimo que no escuchaba, he visto los
videos que veía hasta la saciedad en la tele de mi habitación e incluso me he
recordado a mí misma levantándome temprano los sábados por la mañana para ver Del 40 al 1 con Fernandisco (Santo
Cielo, qué vieja soy jajaja) en la
televisión. Es lo que te decía antes, ha sido un bonito viaje y un reencuentro
con mi yo adolescente.
8. ¿Nos puedes deleitar con algún fragmento
inédito del libro?
¡Claro
que sí!
Abro la boca
dispuesta a seguir indagando, pero un estruendo, un ruido fortísimo, como el de
un portazo o algo parecido, nos distrae a las dos. Apenas un segundo después,
por el mismo extremo del pasillo por el que ha llegado Frankie, aparece William
Hamilton, increíblemente cabreado, seguido de Connor Bay y un hombre de
seguridad. Estoy tan alucinada que tardo un segundo de más en comprender que...
¡son ellos!, ¡y los tengo a un puñado de metros de distancia!
Mi sonrisa
se ensancha, pero la expresión me dura poco cuando William Hamilton atraviesa
el corredor flechado hacia una de las puertas, la abre sin ninguna delicadeza y
entra como un ciclón. Tras él, lo hace el hombre de seguridad, mientras que
Connor Bay se queda a unos pasos de la puerta, con las manos en las caderas y
la mirada centrada en lo que quiera que esté pasando en esa habitación. Sin
lugar a dudas, es uno de los hombres más guapos que he visto de cerca (¡de
cerca!), pero ahora mismo parece pensativo y, sobre todo, muy preocupado.
Una discusión
en toda regla se oye en la habitación. Una de las voces es la de William; la
otra no consigo distinguirla, aunque me resulta muy familiar.
En mitad de
los malhumorados gritos, una chica muy delgada y muy guapa sale escoltada por
el miembro de seguridad, con los zapatos en la mano y poniéndose un jersey de
punto blanco.
—Lo siento
—se disculpa ruborizada, aunque con una sonrisa enorme al reparar en Connor
Bay.
Él asiente y
se obliga a fingir una sonrisa de puro trámite, dejando de mirar la puerta para
mirarla a ella un único segundo, mientras que ésta sigue contemplándolo
embobada hasta abandonar el pasillo guiada por el otro hombre.
Frunzo el
ceño. Parecía una mujer muy joven.
Frankie
parece analizar la situación al mismo tiempo que yo y, al llegar a una idéntica
conclusión, me observa preocupada, pero no por la chica, por la discusión o por
ella misma, sino por mí; imagino que por ser testigo de todo esto, lo que hace
que automáticamente lleve mis ojos hasta ella.
—Mmm...
—pronuncia sin saber cómo seguir—. ¡Connor! —lo llama cargada de una abrumadora
familiaridad.
Eso acaba de
dejar claro que no es una fan. Entonces, ¿trabaja para ellos?
—Ahora no
estoy de humor, Frankie —contesta sin ni siquiera mirarla.
—Connor —repite
ella con insistencia, imprimiéndole a su tono una muy poco sutil urgencia.
Es
precisamente esa impaciencia la que lo hace girarse y reparar en nosotras. Al
verme, frunce el ceño, confundido.
—Es una fan
—le explica Frankie, obligándose a sonreír.
Los dos se
miran durante largos segundos, teniendo lo más parecido que he visto en toda mi
vida a una conversación telepática, hasta que él sonríe, enseñando esa sonrisa
perfecta de anuncio de dentífrico (literalmente, Connor Bay protagonizó una
campaña publicitaria de Colgate).
Vuelvo a
ponerme nerviosa, aunque no tengo claro que en algún momento haya dejado de
estarlo. ¿Qué está pasando aquí?
—Permíteme
presentarme —me pide con sus perfectos modales del centro de Londres—. Soy
Connor Bay.
—Sé quién
eres —no puedo evitar responder, «y mi amiga te está buscando para lanzarte sus
bragas». Por fortuna, consigo reservarme esa información.
Él sonríe de
nuevo.
—Pues lo
justo es que yo sepa cómo te llamas tú, ¿no te parece?
Es amable, y
guapo, muy guapo. El pelo castaño, los ojos azules y esos rasgos de locura,
como si lo hubieran fabricado con mimo y sonrisas fulmina bragas. Además, es de
conocimiento público que es el chico bueno del grupo, el más simpático de los
No Regrets con las fans y la prensa, algo así como el hombre perfecto para
abuelas, madres e hijas.
A pesar de
mis nervios, vuelvo a sonreír, pero es que está muy cerca y me está hablando a
mí, ¡a mí!
—Soy Ava...
Sin embargo,
no me da tiempo a pronunciar mi apellido. Los gritos desde la habitación me
interrumpen.
—Estoy
cansado de todo esto, joder —ruge malhumorado William Hamilton.
—Pues,
entonces, déjame en paz de una maldita vez —sisean de igual forma—. No necesito
nada de esto.
La voz
adquiere nombre y Tyler Evans sale de lo que ahora imagino que es su camerino.
Sus preciosos ojos grises se encuentran con los míos castaños y los atrapan,
acelerando mi corazón por un mero segundo. Aunque lo parezca, no está enfadado;
es algo más profundo, está cansado del mundo. Se echa el pelo oscuro hacia atrás
con la mano y, desuniendo nuestras miradas, se marcha por el pasillo en la
dirección opuesta a la que lo ha hecho la chica con el guardaespaldas. Sobra
decir que, incluso en mitad de estas circunstancias, me ha parecido guapísimo,
con ese tipo de atractivo que sólo tienen las estrellas de la música.
Apenas un
segundo después, se oye otro ruido fortísimo y los tres volvemos a mirar hacia
la habitación, justo a tiempo de ver a William Hamilton salir, pasándose las
manos por su maravilloso pelo castaño claro y gruñendo un juramento
ininteligible entre dientes. Es obvio que el sonido ha estado provocado por él
mismo estrellando algo contra la pared. Está cabreadísimo, pero, como me
ocurrió hace un momento con Tyler Evans, también tengo la sensación de que hay
algo más, aunque no sepa ponerle nombre.
—Will...
—trata de tranquilizarlo Connor.
—¿La has
visto, joder? —prácticamente maldice, y no necesito que nadie me lo especifique
para entender que se refiere a la chica—. Tiene dieciocho putos años.
Se pasa las
manos por el pelo por enésima vez hasta dejarlas acomodadas en su nuca.
—¿Por qué
tiene que comportarse así? —se lamenta casi en un murmuro. Sin embargo, ni el
tono ni el volumen le hacen perder una pizca de masculinidad.
—Tyler no es
feliz —responde Frankie.
—Ahora no
—la reprende Connor.
—¿Crees que
no lo sé? —lo interrumpe William, dando un amenazante paso hacia nosotros.
—Ahora no
—vuelve a repetir Connor, esta vez con más vehemencia.
William lo
mira francamente mal y su compañero lleva su vista hasta mí para hacerle
reparar en mi presencia.
—¿Quién coño
es? —gruñe molesto.
Vaya... eso
ha estado, como mínimo, fuera de lugar.
—Una fan
—responde Connor fulminándolo con la mirada—. Perdona sus modales —me pide con
una amable sonrisa.
9.
¿Algún detalle más que nos quieras
contar?
Solo que espero que
disfrutéis con esta historia tanto como he disfrutado yo escribiéndola. Ava y
los No Regrets están conectados y esa idea, la de que hay alguien en alguna
parte del mundo que te completa, ya sea un amor, un amigo, quería que se
transmitiera en el libro. Solo deseo haberlo conseguido.
Y a ti Rocío y al blog Persiguiendo Sueños muchísimas gracias
por todo lo que hacéis por mí y por todos los escritores y escritoras. Sois
unas personas maravillosas y gracias a vosotras el mundo literario es un poco
más bonito.
¡Gracias a ti, Cristina! ¿Qué os ha parecido la
entrevista? Os habéis quedado con ganas de más, ¿verdad? Justamente, dentro de
una semana, tendréis la novela en vuestras manos. Podéis conseguirla aquí.
¡Feliz día!