Hugo, por su parte, no
conseguía ubicarse dentro de todo aquello porque quería odiarla, de verdad que
lo había intentado durante todo ese tiempo, pero en ese instante solo quería
besarla y volver a hacerle el amor. Le rozó la pierna de forma distraída y la
respuesta de su cuerpo fue la esperada. Leyre y Hugo, Hugo y Leyre, las dos
caras de una misma moneda. A pesar de todo, Hugo no podía parar de lanzarle
indirectas y pullas llenas de dolor y rabia. Quería que sintiera lo que él
había sufrido tiempo atrás. Leyre intentaba no hacerle caso y hacer como si no
le afectase cuando, en realidad, le estaba destrozando por dentro. La coraza
empezó a resquebrajarse al igual que su corazón. Se excusó durante un momento e
intentó salir de la cabaña pero Marta se lo impidió y la apartó a un lado.
—¿Estás bien?— le inquirió su
amiga preocupada.
—No debería haber venido — contestó Leyre con los ojos brillantes debido a las lágrimas contenidas— Esto
sólo ha sido un error. Recogeré mis cosas y me iré.
—¡No digas tonterías!— le
reprochó su amiga— Todos se han alegrado mucho de verte.
—Todos, no— susurró Leyre
limpiándose una solitaria lágrima.
—Cariño...—Marta le abrazó—Tampoco puedes esperar que te reciba con la mayor de las sonrisas. Lo ha pasado
muy mal.
—Lo sé. Pero pensé que no
dolería tanto.
—El amor es así—Marta se
encogió de hombros.—Pero venga, dejemos de hablar de cosas tristes y vamos a
comernos el postre—le sonrió su amiga intentando animarla—Ahora entiendo
porqué Fran insistió tanto en que trajese tu tarta favorita…
—Mmmm… tarta de queso, a eso
no puedo decirte que no— Al fin Leyre volvió a sonreír.
Las chicas regresaron a la mesa y Marta convenció a Fran
para que le dejase el sitio a su amiga y así no tuviese que estar cerca de
Hugo. Éste las miraba con reproche pero no dijo nada, prefirió guardarse sus
indirectas y centrarse en la chica que le acompañaba.
El resto del día pasó tranquilo y sin más momentos incómodos,
porque ambos decidieron ignorarse aunque no dejaron de mirarse. Leyre se había
integrado de nuevo en su antigua pandilla y al fin volvía a sentir que estaba
en casa. Después de una suculenta cena llegó el momento que todos esperaban.
Fran plantó frente a su chica un plato con dos tortitas sobre las que había
escrito, con sirope de chocolate, “¿Quieres casarte conmigo?”. Marta miró a su
chico con los ojos empañados en lágrimas a la vez que asentía. Un “Oh”
empalagoso se escuchó en el salón. En ese momento los ojos de Leyre se
encontraron con los de Hugo y con esa simple mirada ella le pidió perdón por
todo el daño causado. La respuesta de él fue besar a su “novia”.
Todo se desmoronó alrededor de Leyre, sentía que le
faltaba el aire y debía salir de allí. Sus amigos de toda la vida estaban ahí,
la habían recibido como si los años pasados no hubiesen hecho mella en su
relación. Pero ella sí lo sentía así. Se sentía ajena a todo aquello. Cuántos
momentos se había perdido con ellos. Cuánta soledad podía haberse evitado.
Necesitaba llorar y dejar libres todas las lágrimas que pujaban por salir y
desbordarse. Decidió ir a dar un paseo por los alrededores pero antes de salir
de la cabaña, se apresuró a coger una manta para cubrirse del frío. Era noche
cerrada, cogió una linterna del maletero de su coche y se aventuró a caminar
por una senda que desconocía. Mientras, en el interior de la cabaña, todos
festejaban, bebían cava y bailaban al son de la música. Algunas parejas incluso
se habían retirado a sus habitaciones buscando algo de intimidad. Ese era el
caso de Hugo. Tenía que salir de aquel salón, no soportaba los ojos culpables y
brillantes por las lágrimas no derramadas de Leyre. No soportaba verla así. Esa
mirada se le clavaba demasiado hondo. Quizá unos arrumacos con Diana harían que
no pensase tanto en ella. Pero unos gritos histéricos impidieron la tarea.
Colocándose la camiseta de nuevo, salió al exterior...
(Imagen: Google)
Continuará...
Ohhhhhhh, no puede acabar asiiiiii. Que malas, una semana sin saber. Muaks.
ResponderEliminarAins... No debí leerlo ahora toda la semana pensando.... Nooo!
ResponderEliminarNo se podría dos veces a la semana? De verdad tengo que esperar otra semana?
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