¿No
tenéis, a veces esa sensación de que el tiempo apremia? ¿Nunca habéis sentido
la necesidad de alcanzar una meta en ese momento porque perderéis la
oportunidad? Pues esas son justo las sensaciones que me recorren en este
momento. Me veo con 28 años, recién cumplidos, y “más perdida que el barco del
arroz”; ¿de dónde vendrá esa expresión? Bueno… al tema que me despisto.
Mi vida siempre ha sido un ir y
venir de decisiones no muy acertadas, que digamos. Y los últimos dos años y
medio han estado muy marcados por caminos que no debí tomar o tal vez sí, no
sé. Dejémoslo en que esas decisiones no ayudaron demasiado. Por todos estos
motivos, me encuentro totalmente desubicada, sin saber muy bien cuál es mi sitio en
el mundo o cuál es ese camino que conducirá hacia el paraíso prometido.
Soy consciente de que toda la culpa
es mía y asumo el error de encabezonarme en hacer algo por el mero hecho de
demostrarle a los demás que podía, que lo conseguiría y que ellos estaban
totalmente equivocados. Lo hice sin ser consciente de que queriendo satisfacer
a mi ego, me estaba perdiendo a mí misma, y cuando quise darme cuenta ya era
tarde para recuperarme.
¿Qué cuando cambié el chip? En el
instante que entendí que todo el mundo avanzaba menos yo. Mis mejores amigas
comenzaban hacer planes de futuro, incluso de matrimonio, mis conocidos se
embarcaban en fascinantes proyectos laborales y yo seguía en la casilla de
salida. Era una mera espectadora de como la vida avanza sin hacerme participe
de ello.
Sin embargo, para bien o para mal, soy
consciente de que esto me ha enseñado muchísimas cosas. La primera de ellas,
que hay que reconocer cuando has perdido una batalla y una retirada a tiempo
ayuda, e incluso, te ahorra mucho sufrimiento. También he aprendido que nada en
la vida tiene un momento determinado para hacerlo. ¿Por qué comparto esta reflexión?,
porque a mi edad ya me imaginaba casada o viviendo en pareja, con un trabajo de
ensueño, mi casita adosada y mi perro. Los niños los dejaba para más adelante. Y
de todo eso ¿que tengo? Tengo a un chico estupendo a mi lado y al perro, ¿qué más
se puede pedir?
Y después de todo este rollo que he
soltado, solo quiero deciros que viváis y que lo hagáis felices y contento con
cada cosa que os toque vivir. Que no os dejéis llevar por los estereotipos,
porque cada cosa tiene su momento, eso es cierto, pero a tu ritmo. Nunca te
dejes guiar por la vida de lo demás. Además, a cada persona nos tocará vivir
cosas diferentes y si a ti no te ha tocado vivir en la costa no tienes que
estar triste por ello, sino que tienes que disfrutar de la montaña al máximo. Hay
cosas que nunca nos llegará y debemos vivir con ello.
Lo más importante es disfrutar y
apasionarte con cada cosa que haces, sin preocuparte de si lo vas a terminar
antes o después. Acabemos de una vez por todas con eso de ponerle fecha de
caducidad a los proyectos o a los sueños, porque solo nos condicionará sin
dejarnos disfrutar de lo que hacemos.
Fuente: Escritos (Instagram) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Esperamos encantadas vuestros comentarios siempre que sean hechos desde el respeto y la educación! ¡Gracias soñadores!
(Al comentar aceptas nuestra política de privacidad)