Hacia demasiado tiempo que no le veía y creía haber olvidado todas esas sensaciones que le provocaba. Sin embargo, al volver a cruzar sus miradas todo regresó a su mente; el roce de sus labios al besarle, como sus manos rodeaban su cintura, como acariciaba cada parte de su ser..., pero ahora él iba acompañado de otra que disfrutaba de todo aquello que le había dado. Agachó la cabeza y salió del local con resignación. En ese momento, se dio cuenta de que la herida, que causó la separación, continuaba sangrando y también se reconoció que lo peor de todo no era perderle sino saber que ya nunca volvería a ser suyo. Otro error más que apuntar a su larga lista.
Fue entonces cuando vio clara la respuesta, necesitaba huir, alejarse de todo porque, a pesar del tiempo y la distancia, la ciudad no era lo suficientemente grande para los dos. No podría seguir viéndole, ni compartiendo amistades que el contasen lo feliz que era con otra persona, Era consciente de que para volver a ser ella debía enterrarle en lo más profundo de su alma, así que, con lágrimas en los ojos y un pellizco en el corazón, abandonó su vida para emprender un nuevo camino que le devolviese la sonrisa.
(Imagen: Google)
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hola,
ResponderEliminarme he sentido reflejada en el texto que has puesto con una ruptura de juventud... mi ciudad se me hacia pequeña y el ahogo era total.. escribes genial
besotes
Gracias, Serena. Me alegro que te haya gustado.
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