¡Hola chicos!
¿Qué
os parece descubrir algunos detalles de la nueva novela de la autora Bárbara
Lorenzo? Hemos hablado con ella y esto es lo que nos ha contado sobre Todos mis ex, que estará a la venta a
través de Amazon. ¡Y nos ha dejado un fragmento inédito de la historia! ¿A qué
esperáis para leerlo? ¿Queréis conocer ya a Olivia McCain?
1.
Llega el nuevo año y lo celebras con la
publicación de una nueva obra, Bárbara. ¿Qué vamos a encontrar en “Todos mis
ex”?
Todos
mis ex es una novela que lleva guardada mucho tiempo porque nunca veía el
momento de publicarla. Es una sensación extraña entre el miedo compartirla y
las ganas porque los lectores conozcan a Olivia.
En
ella vamos a descubrir la historia de Olivia y todos los hombres que han pasado
por su vida, pero lo haremos de una forma diferente porque ella los recordará
mediante una película.
2.
¿Cómo surgió la idea de crear esta
historia?
Hace
tanto tiempo que tuve la idea que no lo recuerdo bien. Lo que si puedo deciros
es que desde el primer momento tuve clara la trama, los personajes, qué pasaría
con cada uno de ellos y qué papel tendrían en la vida de la protagonista.
También salió a la primera el título. Ha sido la única de mis novelas que tenía
título antes de empezar a escribirla.
3.
¿Quién es Olivia McCain?
Olivia
McCain es una chica que nació en un pueblo de Carolina del Norte, pero que por
sus inquietudes termina convertida en una famosa bloguera de moda que vive en
Los Ángeles.
4.
¿Esta novela constituye un viaje al
pasado, presente y futuro de su protagonista?
La
mayor parte de la novela sí, es un viaje al pasado. Los primeros capítulos se
desarrollan en el presente, durante el día del 40 cumpleaños de la protagonista
y en qué sucede tras ser atropellada camino a su fiesta. Quiero aclarar que ese
momento no es triste ni supone ningún sufrimiento para ella, más que nada,
porque cuando llega al cielo es recibida por su ángel de la guarda que es el
doble de Adam Levine.
El
resto de capítulos es un viaje al pasado a través de los ojos de Olivia y de lo
que ella ve en la película de su vida junto a Matthew, que así se llama el
ángel.
5.
¿En quiénes te inspiraste para crear a
los ex?
Son
tantos que hay un poco de todo. La mayoría son actores: Bradley Cooper, Dylan
O´Brien…, y algún otro no tan conocido. De hecho, yo lo he descubierto gracias
a buscar inspiración. También hay un jugador de beisbol profesional, que como
uno de los ex de Olivia, juega en el equipo de los Dodgers.
6.
¿Ha supuesto un reto para ti escribir el
libro? ¿Qué parte te ha costado más contar?
Ha
supuesto un reto desde el punto de vista de que son siete historias de amor
diferentes con una única protagonista femenina. Su personalidad no podía ser
muy diferente de un chico a otro, pero he conseguido que se note su evolución
personal. Durante la relación con Colton, el primer novio, ella está en el
instituto por lo que su forma de actuar y ver las cosas tenía que ser diferente
a cuando conoce a Ben con 35 años.
Ha
sido divertido, y un poco complicado a la vez, crear siete primeros encuentros,
siete primeras citas, siete primeros besos…, pero sobre todo ha sido muy muy
difícil construir siete finales sin que ninguno de ellos sea como el anterior.
Va a haber de todo: sorpresa, alegría, pena, decepción… Yo misma he
experimentado esos estados mientras la corregía.
7.
¿Es diferente a tus otros títulos
publicados?
Sí.
Yo creo que por la forma de relatarlo puede saberse que es mío, pero la manera
de plantear la historia y la trama sí que son diferentes.
8.
¿Nos puedes adelantar un fragmento
inédito de la historia?
Lo observo con curiosidad y llena de sentimientos contradictorios.
Quiero unos minutos para asimilar la situación. Me está sucediendo algo
surrealista, necesito contárselo a alguien y ¿a quién tengo al lado? Al doble
celestial de Adam Levine. Si esto es una broma, nadie va a creérsela cuando la
cuente.
—¿En serio que no te burlas de mí? —Mi voz suena cada vez más
apagada.
—Me temo que no. —La suya también es pesarosa—. Bienvenida, Ann.
Abro los ojos de par en par, casi salen de las órbitas de la
emoción, al oír ese nombre. Esa no soy yo y, por segundos, la euforia de que
todo sea un error me posee.
—Lo sabía. Sabía que estabas equivocado —digo, saltando como una
niña.
—Espera, ¿no eres Ann? —Hace una mueca divertida. Va a terminar
cayéndome bien ahora que voy a marcharme.
Se lleva la mano a la parte trasera de los vaqueros y saca de unos
de los bolsillos un montoncito de pequeños post-it escritos
con tinta verde. Busca algo entre ellos, arrugando los que lee y guardándolos
en el bolsillo delantero para no tirarlos al suelo. Este tipo es un completo
desastre. Es muy tierno verle rascarse la cabeza cuando parece que al fin lo ha
encontrado.
—A ver, aquí estás: Olivia. Olivia McCain.
Frunzo el ceño, disgustada. Me siento como si hubiesen arrojado
sobre mí una losa de mil kilos. Parece que no voy a salir con tanta facilidad
como creía. Chafada por la noticia, vuelvo a sentarme sobre la acera mientras
Matthew, de pie, termina de revisar sus post-it.
Pocas veces había pensado en mi muerte o qué pasaría tras ella, pero desde
luego jamás lo imaginé de esta forma. Tenía la idea, supongo que como la
mayoría, de que me encontraría con seres alados vestidos con impolutas túnicas
blancas saltando entre nubes de algodón en el cielo más azul nunca visto. Pero
no, estaba equivocada.
—Doctora Olivia McCain. ¡Guau! —suelta, sorprendido, apartando la
vista de su nota. Ahora que estoy algo más relajada, me fijo en que tiene unos
preciosos ojos donde el verde y el marrón se entremezclan—. Esta muela de aquí,
me está dando problemas. —Se agacha para estar a mi altura, abre la boca y la
señala con el índice.
—Cierra la boca —le ordeno con un golpe en el brazo—. Hace años
que dejé ese trabajo.
Matthew, con gesto extrañado ante lo que le digo, vuelve a revisar
la información que le han pasado sobre mí. Dejo mi asiento en la acera, y él me
imita. Es algo más alto que yo. No sería mucho más si mis preciosos zapatos no
se hubiesen roto y pudiera usarlos, claro está.
—Bloguera de moda —lee en voz alta—. ¿Eres bloguera de moda?
—repite, mirándome de arriba a abajo como si no le hubiese escuchado la primera
vez. De pie, asiento cruzada de brazos. Empieza a cansarme que lo cuestione
todo—. ¿Qué demonios es una bloguera de moda?
—A grandes rasgos, alguien que da nociones de moda. Qué ponerse,
cómo hacerlo... Fotografío lo que me pongo para que inspire a la gente a la
hora de vestir. — Me mira, estupefacto—. Es un poco complicado.
—¿En serio alguien puede ganarse la vida con eso?
Resoplo y pongo los ojos en blanco pidiéndome paciencia a mí
misma, no vaya a resultar que esto sea una prueba para ir al cielo y, por ser
una borde de cuidado, me gane de cabeza el billete al infierno.
—¿Cuánto tiempo se supone que debo estar aquí? —cambio de tema. No
me queda más remedio que asumir mi supuesta muerte a
pesar del montón de cosas que me quedaban por hacer. Así que cuanto antes,
mejor.
—No tengas tanta prisa —me dice Matthew con las manos en los
bolsillos y con una pose de lo más relajada. Imagino que es una consecuencia de
tener por delante toda la eternidad—. ¿A dónde quieres ir?
—Al cielo —afirmo, visiblemente convencida de que ese es mi lugar.
Su respuesta es una fuerte risotada que me molesta. «¿Se está
riendo de mí este impostor de Adam?». Coloca sus manos sobre mis hombros y,
como si hablase con una niña, me explica el funcionamiento del sitio.
—Para eso debes morir del todo. Mira. —Señala el suelo. Como por
arte de magia, un agujero del tamaño de una alcantarilla se abre ante nosotros.
Mi instinto me lleva a agarrar su brazo y saltar hacia atrás para alejarme por
miedo a caer en él.
—¿Cómo has hecho eso? —pregunto, estupefacta con la otra mano
sobre el pecho. Mi corazón late a mil por hora.
—Es cuestión de práctica —me explica, sonriente.
—¡Esa soy yo! —exclamo al verme tumbada en la cama de un
hospital—. ¡Uf!, ¡qué mala cara...! ¿Qué me pasa?
—Has sido arrollada por un coche en la calle cuando te dirigías a
tu fiesta de cumpleaños. Se te quedó el tacón atrancado en una alcantarilla y
preferiste rescatarlo poniendo tu vida en peligro en lugar de apartarte de
allí.
Ahora me doy cuenta de lo idiota que soy a veces, abstraída por
cosas materiales. Ben tenía razón, he perdido el norte. En lugar de abandonar
el zapato y llegar cual Cenicienta a mi fiesta, intenté rescatarlo como si
fuese el último tacón sobre la Tierra. Y para qué... para, en lugar de estar
riéndome de la anécdota con mis amigos durante semanas, terminar el día de mi cuarenta
cumpleaños en compañía de un desconocido, viendo cómo mi madre y mi hermana me
acompañan mientras estoy hospitalizada en coma.
Primera lección aprendida: todas tus pertenencias se quedan ahí
abajo. Nada de lo que veneras en tu vida terrenal te sirve aquí, así que
aprovéchala para llenarla de momentos preciosos que sí podrás llevarte contigo
como me han mostrado los cuadros de la entrada.
—Y ahora, ¿qué pasa? —Estoy un tanto desconcertada. —Ahora nos
vamos a un sitio, quiero enseñarte algo. Andando.
9. ¡Mil gracias por
sumarte a esta sección del blog y mucho éxito!
Gracias
a vosotras por darme esta oportunidad de poder hablarle a vuestros lectores de
mi novela. Ojalá se animen a leerla.
¡Esperamos
que os haya gustado, soñadores! Si queréis saber más sobre esta historia
recordad que mañana, día 11 de enero, sale a la venta. La encontraréis aquí.
¡No os la perdáis! ¡Feliz tarde!
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