¡Buenas tardes, soñadores!
¿Estáis preparados para viajar a Nueva York y Bali de la mano de Cristina Prada con su nueva novela?
La autora se ha pasado por el blog para contarnos algunos detalles sobre “En una playa al sur de tu horizonte”.
¡No os perdáis la entrevista! ¡Hay fragmento inédito de la historia!
1. Nueva novela en el horizonte (y nunca mejor dicho), Cristina. ¿Estás nerviosa? ¿Hay mucha expectación?
¡Yo siempre estoy nerviosa cuando va a salir un nuevo libro! Jajaja No lo puedo evitar siempre tengo un montón de cosquillitas en el estómago y sólo me calmo cuando llegan las primeras opiniones y veo que mis lectoras están contentas.
2. Con "En una playa al sur de tu horizonte" viajaremos hasta Bali. ¿Por qué Indonesia?
Una vez escuché en una peli que los libros, las películas, las historias en general, son una manera de viajar. A mí me hace muy feliz viajar así y es algo que me hace mucha ilusión poder compartir con mis lectoras. Esta historia en concreto tiene una parte en Nueva York, uno de mis rinconcitos favoritos del mundo, y Ubud, un área de la isla de la Bali. Lo elegí porque me parece un sitio mágico, completamente diferente a lo que puede ser la vida en una gran ciudad. Para Seer, nuestra protagonista, tenía que representar un cambio, un desafío, algo a lo que nunca se hubiese enfrentado y, al mismo tiempo, con el paso de las páginas, mostrarle algo nuevo que le ayudase a crecer. Siempre intento que mis libros tengan un pequeño mensaje y Bali, todo lo que Seer vive allí, me pareció perfecto para lograrlo.
3. Nueva York sigue estando presente en este libro también, ¿no?
Sí, la primera parte de la novela transcurre en el West Side. Seer vive allí y allí conocerá a Ryder. Para mí volver a escribir sobre Nueva York, es como regresar a casa.
4. ¿Quiénes son Seer y Ryder? ¿Cómo será su historia?
Seer y Ryder son nuestros protagonistas y creo que son dos personas muy especiales.
Ella es muy extrovertida, muy decidida, pero eso es solo una coraza que ha perfeccionado a lo largo de años y años para esconder a la chica tímida y, a veces, triste que en realidad es. Ryder será capaz de ver cómo es Seer de verdad y, sobre todo, entenderá que, a pesar de lo que ella lleva dando por hecho desde que era una cría, puede que sea tímida, que a veces esté triste, pero es alguien muy valiente con muchas cosas que decir.
Ryder será esa mecha para Seer, para ser ella misma.
Él es muy impulsivo y la vida le ha enseñado que deber ser solo fiel a sus propias reglas, pero en el fondo eso no es más que otra forma de coraza. Seer sabrá verlo y llegar hasta él. Por eso ella también será esa mecha para él.
Lo que me gusta de esta novela es como los protas se complementan y completan, como se ayudan a ser mejores y se quieren tal y como son.
5. ¿Qué te han enseñado ambos a lo largo de la novela?
Me han enseñado que cuando una persona es el amor de tu vida, da igual lo que hagas por intentar olvidarlo porque el destino, de una manera y otra, encontrará la manera de volver a ponerlo en tu vida, de ponerte a ti en la de él. Me han enseñado que vale la pena luchar por la gente a la que quieres y, sobre todo, que el amor puede curar todas las heridas.
6. ¿Cómo esperas que reaccione todo aquel que la lea?
Espero que se enamoren de Seer y Ryder como lo estoy yo, que vean la magia de Bali, la importancia de la familia, de los amigos y, como siempre, que se enamoren del amor.
7. ¿Puedes deleitarnos con algún fragmento de la historia? Si puede ser, uno de tus favoritos.
—Entra en el baño y quítate la ropa. —Otra vez suena como una orden. Definitivamente, Ryder Quinn es un tipo muy autoritario—. Lo que he dicho antes sobre la neumonía iba en serio. Tienes toallas limpias en la estantería.
Obedezco, la idea de volver a estar seca y calentita es de lo más sugerente, y entro en el baño. Obviamente no hay luz, así que me veo obligada a dejar la puerta entreabierta para no quedarme a oscuras; de todas formas, para asegurarme intimidad, me voy al extremo opuesto a la puerta entornada.
—Era mi cuento preferido de niña —digo desde el interior, descalzándome.
Se hacen unos segundos de silencio y comprendo que Ryder no tiene ni idea de a qué me refiero.
—La Cenicienta —le aclaro, quitándome el vestido—. He visto el libro en tu mesita.
Por un momento no dice nada, aunque sé que me ha oído y aún está en la habitación. ¿Lo habré incomodado? Estoy a punto de disculparme cuando lo oigo suspirar.
—El libro no es mío —alega, resignado.
Me quito el sujetador y dudo si hacer lo mismo con el resto de la ropa interior, pero me respondo rápida y también me deshago de ella. Lavaré la ropa que me deje y se la devolveré limpia y planchada; nadie tiene por qué saber que me puse unos pantalones del guapo torturado del supermercado sin bragas.
Nota mental: no contárselo jamás a Silver, lo usaría en mi contra en cuanto tuviese oportunidad... ni a Luke, ahora que lo pienso... tampoco a María ni mi hermana Elisabeth... Necesito amigas nuevas.
Dios, cuando me envuelvo en el mullido algodón siento cómo todos mis músculos y huesos vuelven a respirar, aliviados. Estaba muerta de frío.
—¿Y qué hace en tu mesita? —inquiero, curiosa. Ya sabéis, si puedo resolver una duda, lo hago, aunque la idea de coserlo a preguntas vuelve a parecer descortés, teniendo en cuenta que estoy refugiándome en su casa, en su baño, a un par de segundos de ponerme su ropa... sin bragas—. No voy a negar que te entienda —comento, encogiéndome de hombros al tiempo que me seco el pelo con una toalla más pequeña, buscando sonar desenfadada—. Es una gran historia de superación personal. —Pero la verdad es que no puedo evitar sentirme extrañamente tímida, nerviosa.
Salgo del baño envuelta en la toalla. Ryder tiene el ceño fruncido. No se esperaba ese comentario y me felicito mentalmente.
—Ella se había rendido a tener que ser una criada en régimen de semiesclavitud para la déspota de su madrastra —argumento mi idea. Ryder se acerca a mí con un pantalón de chándal y una camiseta entre las manos— hasta que un día cambia el chip, se da cuenta de lo que vale, resurge de sus cenizas, nunca mejor dicho, y se convierte en la futura reina.
—Creo que el príncipe tuvo algo que ver en eso.
Me tiende las prendas y las agarro mientras niego con la cabeza, divertida.
—El príncipe solo fue el detonante —le rebato—, como en esas pelis en las que hace falta un terrible accidente de tráfico para que la protagonista entienda que ha de dejar de beber.
Otra vez ese atisbo de sonrisa. Sé que es el momento de desandar lo andado y regresar al baño, pero lo cierto es que no quiero. Ryder tampoco se mueve y otra vez una suave sensación de sexy intimidad, como si ese «no sé qué» tomara forma, se queda flotando en el ambiente.
8. ¿Deseas contarnos algo más que se haya quedado en el tintero?
Solo dar las gracias a todas mis lectoras y a vosotras por todo el apoyo y el cariño que me dais. Sois maravillosas. Muchísimas gracias.
¿Qué os ha parecido? ¿Tenéis ganas de leer la historia? ¡Recordad que sale a la venta el próximo día 3 de marzo! Podéis encontrarla aquí.
¡Mil gracias a ti, Cristina! Mucha suerte con la novela.
¡Abrazos virtuales!
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