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10 ene 2018

Descubriendo más de... Todos mis ex (Bárbara Lorenzo)

            ¡Hola chicos!

         ¿Qué os parece descubrir algunos detalles de la nueva novela de la autora Bárbara Lorenzo? Hemos hablado con ella y esto es lo que nos ha contado sobre Todos mis ex, que estará a la venta a través de Amazon. ¡Y nos ha dejado un fragmento inédito de la historia! ¿A qué esperáis para leerlo? ¿Queréis conocer ya a Olivia McCain?


    1.      Llega el nuevo año y lo celebras con la publicación de una nueva obra, Bárbara. ¿Qué vamos a encontrar en “Todos mis ex”?

Todos mis ex es una novela que lleva guardada mucho tiempo porque nunca veía el momento de publicarla. Es una sensación extraña entre el miedo compartirla y las ganas porque los lectores conozcan a Olivia.

En ella vamos a descubrir la historia de Olivia y todos los hombres que han pasado por su vida, pero lo haremos de una forma diferente porque ella los recordará mediante una película.

    2.      ¿Cómo surgió la idea de crear esta historia?

Hace tanto tiempo que tuve la idea que no lo recuerdo bien. Lo que si puedo deciros es que desde el primer momento tuve clara la trama, los personajes, qué pasaría con cada uno de ellos y qué papel tendrían en la vida de la protagonista. También salió a la primera el título. Ha sido la única de mis novelas que tenía título antes de empezar a escribirla.

    3.      ¿Quién es Olivia McCain?

Olivia McCain es una chica que nació en un pueblo de Carolina del Norte, pero que por sus inquietudes termina convertida en una famosa bloguera de moda que vive en Los Ángeles.

    4.      ¿Esta novela constituye un viaje al pasado, presente y futuro de su protagonista?

La mayor parte de la novela sí, es un viaje al pasado. Los primeros capítulos se desarrollan en el presente, durante el día del 40 cumpleaños de la protagonista y en qué sucede tras ser atropellada camino a su fiesta. Quiero aclarar que ese momento no es triste ni supone ningún sufrimiento para ella, más que nada, porque cuando llega al cielo es recibida por su ángel de la guarda que es el doble de Adam Levine.

El resto de capítulos es un viaje al pasado a través de los ojos de Olivia y de lo que ella ve en la película de su vida junto a Matthew, que así se llama el ángel.

    5.      ¿En quiénes te inspiraste para crear a los ex?

Son tantos que hay un poco de todo. La mayoría son actores: Bradley Cooper, Dylan O´Brien…, y algún otro no tan conocido. De hecho, yo lo he descubierto gracias a buscar inspiración. También hay un jugador de beisbol profesional, que como uno de los ex de Olivia, juega en el equipo de los Dodgers.

    6.      ¿Ha supuesto un reto para ti escribir el libro? ¿Qué parte te ha costado más contar?

Ha supuesto un reto desde el punto de vista de que son siete historias de amor diferentes con una única protagonista femenina. Su personalidad no podía ser muy diferente de un chico a otro, pero he conseguido que se note su evolución personal. Durante la relación con Colton, el primer novio, ella está en el instituto por lo que su forma de actuar y ver las cosas tenía que ser diferente a cuando conoce a Ben con 35 años.

Ha sido divertido, y un poco complicado a la vez, crear siete primeros encuentros, siete primeras citas, siete primeros besos…, pero sobre todo ha sido muy muy difícil construir siete finales sin que ninguno de ellos sea como el anterior. Va a haber de todo: sorpresa, alegría, pena, decepción… Yo misma he experimentado esos estados mientras la corregía.

    7.      ¿Es diferente a tus otros títulos publicados?

Sí. Yo creo que por la forma de relatarlo puede saberse que es mío, pero la manera de plantear la historia y la trama sí que son diferentes.

    8.      ¿Nos puedes adelantar un fragmento inédito de la historia?

Lo observo con curiosidad y llena de sentimientos contradictorios. Quiero unos minutos para asimilar la situación. Me está sucediendo algo surrealista, necesito contárselo a alguien y ¿a quién tengo al lado? Al doble celestial de Adam Levine. Si esto es una broma, nadie va a creérsela cuando la cuente.
—¿En serio que no te burlas de mí? —Mi voz suena cada vez más apagada.
—Me temo que no. —La suya también es pesarosa—. Bienvenida, Ann.
Abro los ojos de par en par, casi salen de las órbitas de la emoción, al oír ese nombre. Esa no soy yo y, por segundos, la euforia de que todo sea un error me posee.
—Lo sabía. Sabía que estabas equivocado —digo, saltando como una niña.
—Espera, ¿no eres Ann? —Hace una mueca divertida. Va a terminar cayéndome bien ahora que voy a marcharme.
Se lleva la mano a la parte trasera de los vaqueros y saca de unos de los bolsillos un montoncito de pequeños post-it escritos con tinta verde. Busca algo entre ellos, arrugando los que lee y guardándolos en el bolsillo delantero para no tirarlos al suelo. Este tipo es un completo desastre. Es muy tierno verle rascarse la cabeza cuando parece que al fin lo ha encontrado.
—A ver, aquí estás: Olivia. Olivia McCain.
Frunzo el ceño, disgustada. Me siento como si hubiesen arrojado sobre mí una losa de mil kilos. Parece que no voy a salir con tanta facilidad como creía. Chafada por la noticia, vuelvo a sentarme sobre la acera mientras Matthew, de pie, termina de revisar sus post-it. Pocas veces había pensado en mi muerte o qué pasaría tras ella, pero desde luego jamás lo imaginé de esta forma. Tenía la idea, supongo que como la mayoría, de que me encontraría con seres alados vestidos con impolutas túnicas blancas saltando entre nubes de algodón en el cielo más azul nunca visto. Pero no, estaba equivocada.
—Doctora Olivia McCain. ¡Guau! —suelta, sorprendido, apartando la vista de su nota. Ahora que estoy algo más relajada, me fijo en que tiene unos preciosos ojos donde el verde y el marrón se entremezclan—. Esta muela de aquí, me está dando problemas. —Se agacha para estar a mi altura, abre la boca y la señala con el índice.
—Cierra la boca —le ordeno con un golpe en el brazo—. Hace años que dejé ese trabajo.
Matthew, con gesto extrañado ante lo que le digo, vuelve a revisar la información que le han pasado sobre mí. Dejo mi asiento en la acera, y él me imita. Es algo más alto que yo. No sería mucho más si mis preciosos zapatos no se hubiesen roto y pudiera usarlos, claro está.
—Bloguera de moda —lee en voz alta—. ¿Eres bloguera de moda? —repite, mirándome de arriba a abajo como si no le hubiese escuchado la primera vez. De pie, asiento cruzada de brazos. Empieza a cansarme que lo cuestione todo—. ¿Qué demonios es una bloguera de moda?
—A grandes rasgos, alguien que da nociones de moda. Qué ponerse, cómo hacerlo... Fotografío lo que me pongo para que inspire a la gente a la hora de vestir. — Me mira, estupefacto—. Es un poco complicado.
—¿En serio alguien puede ganarse la vida con eso?
Resoplo y pongo los ojos en blanco pidiéndome paciencia a mí misma, no vaya a resultar que esto sea una prueba para ir al cielo y, por ser una borde de cuidado, me gane de cabeza el billete al infierno.
—¿Cuánto tiempo se supone que debo estar aquí? —cambio de tema. No me queda más remedio que asumir mi supuesta muerte a pesar del montón de cosas que me quedaban por hacer. Así que cuanto antes, mejor.
—No tengas tanta prisa —me dice Matthew con las manos en los bolsillos y con una pose de lo más relajada. Imagino que es una consecuencia de tener por delante toda la eternidad—. ¿A dónde quieres ir?
—Al cielo —afirmo, visiblemente convencida de que ese es mi lugar.
Su respuesta es una fuerte risotada que me molesta. «¿Se está riendo de mí este impostor de Adam?». Coloca sus manos sobre mis hombros y, como si hablase con una niña, me explica el funcionamiento del sitio.
—Para eso debes morir del todo. Mira. —Señala el suelo. Como por arte de magia, un agujero del tamaño de una alcantarilla se abre ante nosotros. Mi instinto me lleva a agarrar su brazo y saltar hacia atrás para alejarme por miedo a caer en él.
—¿Cómo has hecho eso? —pregunto, estupefacta con la otra mano sobre el pecho. Mi corazón late a mil por hora.
—Es cuestión de práctica —me explica, sonriente.
—¡Esa soy yo! —exclamo al verme tumbada en la cama de un hospital—. ¡Uf!, ¡qué mala cara...! ¿Qué me pasa?
—Has sido arrollada por un coche en la calle cuando te dirigías a tu fiesta de cumpleaños. Se te quedó el tacón atrancado en una alcantarilla y preferiste rescatarlo poniendo tu vida en peligro en lugar de apartarte de allí.
Ahora me doy cuenta de lo idiota que soy a veces, abstraída por cosas materiales. Ben tenía razón, he perdido el norte. En lugar de abandonar el zapato y llegar cual Cenicienta a mi fiesta, intenté rescatarlo como si fuese el último tacón sobre la Tierra. Y para qué... para, en lugar de estar riéndome de la anécdota con mis amigos durante semanas, terminar el día de mi cuarenta cumpleaños en compañía de un desconocido, viendo cómo mi madre y mi hermana me acompañan mientras estoy hospitalizada en coma.
Primera lección aprendida: todas tus pertenencias se quedan ahí abajo. Nada de lo que veneras en tu vida terrenal te sirve aquí, así que aprovéchala para llenarla de momentos preciosos que sí podrás llevarte contigo como me han mostrado los cuadros de la entrada.
—Y ahora, ¿qué pasa? —Estoy un tanto desconcertada. —Ahora nos vamos a un sitio, quiero enseñarte algo. Andando.
    9.    ¡Mil gracias por sumarte a esta sección del blog y mucho éxito!
Gracias a vosotras por darme esta oportunidad de poder hablarle a vuestros lectores de mi novela. Ojalá se animen a leerla.



 ¡Esperamos que os haya gustado, soñadores! Si queréis saber más sobre esta historia recordad que mañana, día 11 de enero, sale a la venta. La encontraréis aquí. ¡No os la perdáis! ¡Feliz tarde!


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